La semana pasada recordábamos en nuestras redes sociales el nacimiento del botánico George Thomas Moore. El investigador estadounidense fue un experto fisiólogo y algólogo de principios del Siglo XX. Y le recordábamos por las buenas propiedades y los beneficios de las algas.
Para los japoneses las algas son consideradas los mejores antioxidantes de su gastronomía. Muchos médicos usan su pulpa en contra del estrés y para retrasar el envejecimiento de la piel.
Las algas se pueden diferenciar entre algas pardas, verdes, rojas y azules. Algunas de estas son:
Alga Kombu: La más común de todas. Es consumida en Japón desde tiempos muy remotos favorece la flora intestinal y estimula el metabolismo. Al ser muy rica en Yodo es muy beneficiosa para las personas con hipotiroidismo.
Alga Wakame: Su alto contenido en vitamina B la convierte en un gran antiestresante. Asímismo y de acuerdo a la Universidad de Hokkaido, se puede utilizar para purificar la sangre, reforzar los órganos reproductivos, cuidar el cabello y la piel.
Chlorella: Esta alga verde está considerada por ser el alimento con más niveles de clorofila y de los alimentos más completos. Su principal virtud, la eliminación de toxinas en sangre, intestinos e hígado.
Desde hace décadas los fabricantes de cosméticos han incluido extracto de chlorella en sus cremas pues saben del poder de reparación más rápido de la piel dañada. La alga Chlorella así como otras algas verdes y azules contienen una hormona que estimula el crecimiento natural y la regeneración celular. Existen estudios de investigación que demuestran que los niños y los animales jóvenes alimentados con chlorella crecen más rápido.
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